En esta época navideña, la oligarquía financiera estadounidense está celebrando que el índice bursátil industrial Dow Jones ha batido un récord tras otro. Pero este invierno, más estadounidenses que nunca pasaran las festividades en las calles, en albergues para los sintecho, en vehículos parqueados y autocaravanas o remolques, en edificios abandonados o bajo puentes.

La cifra de personas sintecho en Estados Unidos ha alcanzado un récord de 653.000, un aumento del 12 por ciento comparado al año anterior y un récord. Este año, la cifra de personas sin hogar en Estados Unidos fue mayor que toda la población de Vermont o Wyoming.

Estas cifras aparecen en el recuento anual “en un momento dado” del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, por sus siglas en inglés), que fue publicado a inicios de este mes.

Pero incluso esta enorme cifra probablemente subestime la realidad. Un reporte de 2017 del National Law Center on Homelessness & Poverty indicó que un estudio previo utilizando “los datos administrativos de los servicios para los sintecho” estimó que la cifra anual de personas sin hogar en Estados Unidos es “de 2,5 a 10,2 veces mayor que la obtenida mediante un recuento en un momento dado”.

Los hallazgos más importantes del último estudio del HUD incluyen:

  • La prevalencia de falta de vivienda en las familias con niños aumentó 15,5 por ciento.
  • California, que alberga el mayor número de milmillonarios en EE.UU. (186), también tiene la población sintecho más grande de 181.399 personas.
  • Casi una de cada seis personas sintecho, o más de 98.000, tienen entre 55 y 64 años, mientras que 39.700 superan los 64 años.
  • Entre los adultos sintecho mayores de 55 años, el 46 por ciento vivía a la intemperie, en áreas “no aptas para habitación humana”.

Vivir en la calle es una situación cada vez más mortal para cientos de miles de personas. Un estudio publicado este año sobre la relación entre la condición de vivienda y las tasas y causas de muerte súbita en San Francisco reveló que los estadounidenses sin hogar tenían “16 veces más probabilidades de morir súbitamente que sus coetáneos”, sin contar las sobredosis de drogas.

Cuando hay más estadounidenses viviendo en la calle que nunca y millones más están a una desgracia de unirse a ellos, a los extremadamente ricos nunca les ha ido tan bien. En noviembre de 2023, el grupo de cabildeo Americans For Tax Fairness descubrió que la riqueza colectiva de 741 milmillonarios en Estados Unidos había crecido hasta los 5,2 billones de dólares el mes pasado, “la cantidad más alta jamás registrada” según el grupo.

El crecimiento simultáneo de la riqueza y la pobreza extremas es el resultado de políticas deliberadas de la clase dominante en beneficio de la oligarquía financiera, es decir, en beneficio de Wall Street, las grandes empresas, las instituciones financieras, los multimillonarios y los políticos que representan sus intereses.

A pesar de hacerse pasar por amigos de la clase trabajadora, el presidente Joe Biden y el Partido Demócrata han continuado con muchas de las mismas políticas sociales e impositivas favorables a los multimillonarios promovidas bajo la Administración de Trump. Biden también ha supervisado la eliminación de prácticamente todos los programas sociales implementados ante la pandemia, incluyendo:

  • La moratoria de desahucios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la ampliación y mejora de las prestaciones por desempleo y el crédito fiscal por hijos. Desde diciembre de 2022 hasta noviembre de 2023, en solo 34 ciudades, el Laboratorio de Desahucios de la Universidad de Princeton ha rastreado más de 1 millón de desahucios presentados, incluyendo 75.704 solo en el último mes.
  • El gran “repliegue” de la cobertura de Medicaid ha provocado que al menos 13.379.000 personas se hayan quedado sin seguro médico, según KFF. Texas es el estado en el que más personas han perdido su cobertura, con 1,7 millones, seguido de Florida, con 1,1 millones, y California, con más de 930.000.
  • Tras una pausa de tres años y medio por la pandemia, Biden ha supervisado la reanudación de los pagos de préstamos federales estudiantiles de 43 millones de prestatarios, cuya deuda suma unos 1,7 billones de dólares. La semana pasada, el Departamento de Educación confirmó que cerca de 9 millones de prestatarios, es decir, casi el 40 por ciento que tenían pagos que vencían en octubre, incumplieron su primer pago y no pagaron a mediados de noviembre.

Mientras el Gobierno de Biden declara que “no hay dinero” para pagar los programas sociales básicos, el Congreso acaba de aprobar un proyecto de ley de gasto militar de 890.000 millones de dólares, y la Casa Blanca exige la aprobación de 105.000 millones adicionales para la guerra de Ucrania y para financiar el genocidio de Israel en Gaza.

Además de estos factores, en entrevistas con AP y el Wall Street Journal, Jeff Olivet, director ejecutivo del Consejo Interinstitucional sobre Personas sin Hogar de Estados Unidos, señaló la “escasez de viviendas asequibles y el elevado coste de la vivienda que han dejado a muchos estadounidenses viviendo de cheque en cheque y una crisis lejos de perder su vivienda”.

El precio de una vivienda en Estados Unidos se ha vuelto inalcanzable para amplios sectores de la población. Mientras que los precios se han casi duplicado, los salarios no han seguido el mismo ritmo. En noviembre de 2012, la Reserva Federal de Saint Louis registró un ingreso promedio para empleados privados de 24,16 dólares la hora, unos 48.000 dólares al año. Una década después, los salarios ni siquiera han aumentado en promedio 1 dólar al año, terminando en noviembre de 2023 en 34,10 dólares por hora.

La disminución de los salarios reales es el resultado deliberado de las políticas de guerra de clases llevadas a cabo por la Reserva Federal, con el apoyo de los dos grandes partidos patronales. Su objetivo ha sido sofocar las demandas de los trabajadores de aumentos salariales, al tiempo que se aplasta la resistencia en los lugares de trabajo a una mayor explotación. Después de años de tipos de interés ultra bajos, en los últimos dos años, la Reserva Federal bajo la presidencia de Jerome Powell ha aumentado paulatinamente los tipos de interés y los ha mantenido altos, imponiendo costes más altos a los futuros propietarios de viviendas que necesitan un préstamo.

Con el fin de mantener los salarios suprimidos y a los trabajadores en el trabajo produciendo ganancias y enviando material de guerra a Israel, Ucrania y el mar de China Meridional, la Administración de Biden se ha apoyado en los servicios de las burocracias sindicales en todas las industrias, incluyendo la logística, la salud, la automotriz y las artes, para imponer contratos favorables a las empresas.

Los trabajadores de Estados Unidos e internacionalmente han resistido esta conspiración entre los Gobiernos, las empresas y los sindicatos para imponer estos contratos podridos, y se han declarado en huelga en cifras récord. Entre el 1 de enero y el 20 de diciembre se produjeron 408 huelgas en Estados Unidos, según el Labor Action Tracker de la Facultad de Trabajo Industrial de la Universidad de Cornell.

A pesar del aumento de las huelgas, los trabajadores y sus familias no han podido hacer frente a la inflación y a los aumentos del coste de vida, lo que pone de manifiesto que la lucha por la defensa de los derechos sociales de los trabajadores no puede librarse dentro de los confines de las burocracias sindicales ni del sistema bipartidista. El capitalismo, el sistema económico que ha producido tanta miseria, es irreconciliable con las necesidades del grueso de la población.

La eliminación de la pobreza y la falta de vivienda exige la movilización independiente de la clase obrera en un movimiento socialista de masas contra el capitalismo. Los billones derrochados en los milmillonarios y sus guerras deben ser expropiados por la clase obrera para garantizar los derechos sociales de la clase trabajadora, incluyendo el derecho a una vivienda.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de diciembre de 2023)